En el extremo sur de la ciudad de Arequipa, donde los muros y las rejas parecen desafiar al tiempo, se encuentra el penal de mujeres de Socabaya. Hoy, en este lugar que alberga 184 historias de vida y segundas oportunidades, se llevó a cabo un evento especial para celebrar el Día de la Madre.
El patio del penal se transformó en un escenario íntimo, donde las reclusas, jóvenes y ancianas, compartieron su talento y pasión a través de presentaciones artísticas. La música y la danza se convirtieron en vehículos de expresión, llenando el ambiente con emociones encontradas. Algunas sonreían mientras otras derramaban lágrimas al recordar a sus madres ausentes en la actividad o las que ya no están en este mundo.
El penal fue testigo de un encuentro que conmovió los más profundos dolores del corazón. En el frío patio, con paredes verdes decoradas con diseños por el Día de la Madre, se encontraron Anslema Menacho Sullca, de 72 años, y su hija Celia Cruz, ambas cumpliendo condena en distintas celdas y pabellones. Solo se ven en ocasiones especiales como esta. Hoy, la hija le cantó a su madre frente a sus compañeras, periodistas y las autoridades del penal.
«Mamá, eres única, no hay otra como tú. Una madre lucha por sus hijos hasta olvidarse de sí misma, una madre lucha por su familia hasta olvidarse de sí misma. Cuando lloro, tú lloras; cuando sufro, tú sufres», cantó Celia, interpretando una canción de Chumbivilcas. Mientras tanto, Anslema observaba con una caja de rosas en brazos.
Celia, natural de Chumbivilcas, Cusco, relató que fue condenada hace algunos años por el delito de homicidio, y no pudo contener las lágrimas al recordar aquel momento. Pasó cuatro años en un penal de la Ciudad Imperial y luego solicitó su traslado a Arequipa para poder estar cerca de su madre, quien también está recluida por el mismo delito. Al llegar, sintió el amor de su madre traspasando las paredes de cemento.
«También soy madre, tengo cuatro hijos. A veces no pueden venir a visitarme debido a dificultades económicas y entiendo eso. En este día, espero que al menos me llamen desde las cabinas telefónicas del penal. Les digo a las personas que piensen en cometer delitos que no lo hagan, aquí se sufre porque no puedes ver a tu familia», expresó Celia con profunda emoción.
Anslema Mechano, madre de seis hijos, extraña a todos ellos. Debido a su edad, no recuerda cuándo terminará su condena, lo que agrega una carga adicional a su situación emocional.
En el penal también nos encontramos con otra historia conmovedora. Se trata de Lizeth Pro Paucar, una madre valiente y determinada que dio a luz a su tercera hija. Lizeth fue condenada por el delito de robo agravado, pero hoy se arrepiente profundamente, ya que su situación le impide estar con su familia.
«Sueño con recuperar mi libertad. En cuanto salga, iré a ver a mi familia. Nada se compara con estar junto a nuestros seres queridos y recuperar el tiempo perdido. Estoy aquí por malas compañías, por eso les diría a las mujeres que están pensando en cometer delitos que lo piensen dos veces, porque pueden perderlo todo», dijo Lizeth, mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
El Director Regional de la Oficina Regional Sur del INPE, Joel Quezada Márquez, informó que el penal de Mujeres de Socabaya alberga actualmente a 184 internas, cuatro de las cuales conviven en el recinto con sus hijos menores de tres años.
Todas las mujeres en este penal buscan una segunda oportunidad para reencontrarse, para volver a ver a sus familias. En medio de las dificultades, su deseo de redención y la esperanza de un futuro mejor prevalecen en sus corazones.