“La Cuarentena”, una olla común que alimenta y reconstruye almas

El grupo de mujeres de la olla común ha dado un paso más allá de la colaboración en la cocina. A través del programa “Conciencia y Voluntad”, han establecido un sistema de alerta para evitar que alguna socia quede en silencio o expuesta a la violencia familiar.

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Mujeres de 'La Cuarentena' trabajan juntas no solo para alimentar a sus familias, sino también para construir un refugio de apoyo frente a la violencia familiar. l Foto: Christian Ramos.

*Por Christian Ramos

Cada vez que una madre de la olla común “La Cuarentena” se ausenta por tres días, se encienden las alarmas. En el extremo norte de Arequipa, cuarenta y cuatro mujeres se han organizado de tal forma que cuando notan la ausencia de una, rápidamente inician la búsqueda. Han creado su propio programa de alerta a la que llaman: “Conciencia y Voluntad”. No sólo evita que las socias queden aisladas en situaciones de violencia, sino también fortalece los lazos de apoyo mutuo.

Elena Cruz, una de las fundadoras de la olla común, explica que, gracias a la labor de una asistenta social designada por las mismas socias, cada madre sabe que no está sola.

“Aquí nadie está sola y, en caso de peligro, siempre estamos para apoyarnos hasta donde podamos. Si es algo muy grave, acudimos inmediatamente a las autoridades”, asegura Elena Cruz, una profesora de primaria que migró desde Valle del Colca a la asociación de vivienda, José Luis Bustamante y Rivero, en Cerro Colocado.

Una mañana de noviembre, a pocos días de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, encontramos a Antonia, con un badilejo en mano, mezclando arena y cemento con la destreza de un experimentado albañil. Mientras sus compañeras cocinaban tallarines con pollo, Antonia, madre de tres hijos, le daba forma a la mesa de concreto de la cocina de la olla común “La Cuarentena”. También sabe asentar ladrillos, enchapar mayólicas, reparar tuberías averiadas y pintar paredes con rodillo. A lo único que no se atreve es a hacer instalaciones eléctricas por temor a electrocutarse.

Antonia encontró en la olla común un espacio de apoyo y aprendizaje. Entre ladrillos y tallarines, esta madre reconstruye su vida con el respaldo de sus compañeras. l Foto: Christian Ramos – Iletrados Noticias.

Hace cuatro años, cuando su hijo menor tenía cinco años, Antonia fue víctima de violencia psicológica por parte de su pareja. Se sumió en una profunda depresión. «Me aislé y durante meses me sentí sola, hasta que conocí a mis compañeras de la olla común”, cuenta.

Para Antonia, la olla común creada en plena pandemia, más que alimentar a ella y su familia, se convirtió en su refugio. “Aquí conversamos, nos apoyamos, nos abrazamos, somos unidas», dice.

Gracias a este apoyo, pudo resolver los problemas con su pareja. Hoy en día ha recuperado la armonía y está enfocada en sacar adelante a sus hijos.

Ana Méndez, la asistenta social elegida para este año, es quien monitorea a las cuarenta y cuatro mujeres del grupo. “Conciencia y Voluntad” se activó hace un año, y desde entonces, Ana se ha encargado de supervisar los casos y las posibles señales de violencia.

En cada trabajo compartido, las madres de ‘La Cuarentena’ refuerzan su compromiso con el bienestar colectivo. l Foto: Christian Ramos – Iletrados Noticias.

“Conocemos muy bien a cada una, sabemos cuándo están mal. Dos de ellas han sido víctimas de violencia psicológica por parte de sus parejas. Ambos casos fueron solucionados», destaca.

La intervención no se limita a brindar apoyo a las víctimas, sino también a dialogar con los agresores para que tomen conciencia de que la violencia nunca es la solución.

En Arequipa, cada día se registran, en promedio, 36 casos de violencia contra las mujeres. Según los Centros de Emergencia del Ministerio de la Mujer, entre enero y septiembre de 2024 hubo 9 mil 784 casos de violencia, de los cuales 4 mil 911 fueron de violencia psicológica.

Ante esta realidad, las madres de “La Cuarentena” decidieron actuar, conscientes de que cada silencio perpetúa el abuso.

Estas cifras, dice Aniuska Gómez Fernández, coordinadora territorial del Programa Nacional Aurora en Arequipa, revelan un incremento del 30% de casos de violencia contra las mujeres en comparación al año pasado. Arequipa es la segunda región con más casos de violencia después de Lima.

“El 52% de las víctimas son mujeres entre 18 y 59 años”, revela Gómez Fernández.

Frente a estos datos, añade, se está trabajando en estrategias como capacitaciones en colegios, universidades y comedores populares para enseñarles sus derechos y lo que deben hacer si son víctimas de violencia.

Gómez Fernández destaca las iniciativas como la de la olla común “La Cuarentena”. No sólo previenen la violencia, sino también fortalecen las redes de apoyo dentro de la sociedad.

“Es un trabajo piloto que debería ampliarse a todas las ollas comunes, porque ellas se conocen, saben los problemas que enfrenta cada una y sería muy beneficioso para las víctimas de violencia si este programa se expande a más organizaciones”, agrega.

Para muchas de estas mujeres, la violencia dejó cicatrices visibles y emocionales.

La psicóloga clínica, Raquel Aquino Ayana, explica que el programa de las madres de “La Cuarentena” ayuda a crear una identidad colectiva, empoderando a las mujeres y proporcionándoles herramientas materiales y psicológicas.

El impacto, reconoce Aquino, es muy beneficioso porque las empodera, las hace sentirse parte de un grupo. Además, encuentran el cariño y afecto que quizás no reciben en sus hogares.

La psicóloga, Raquel Aquino, destaca cómo el trabajo colectivo empodera a las mujeres. l Foto: Christian Ramos.

La violencia psicológica ocurre cuando alguien trata de controlar o aislar a otra persona en contra de su voluntad, humillándola, insultándola o haciéndola sentir menos.

“Este tipo de maltrato puede venir de la pareja, de familiares o de cualquier otra persona, y siempre afecta profundamente, sin importar cuánto tiempo tarde en sanar», explica la psicóloga.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia psicológica afecta profundamente la autoestima y la estabilidad emocional de las víctimas, deteriorando su autonomía y bienestar general.

Por su parte, María del Rosario Lozada Sotomayor, fiscal superior especializada en Violencia contra las Mujeres e integrantes del Grupo Familiar de Arequipa, indica que este año, el Ministerio Público consiguió 1,982 sentencias condenatorias contra agresores.

ESTRATEGIAS PREVENTIVAS

El esfuerzo social de las madres de “La Cuarentena” se suma a las estrategias preventivas que implementan diversas instituciones, como el Programa Nacional Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).

Este programa realiza acciones innovadoras en Arequipa con el objetivo de cambiar las dinámicas de violencia desde la raíz. Una de sus iniciativas más destacadas es “Hombres por la Igualdad”, un servicio dirigido a varones no denunciados que deciden, de manera voluntaria, participar para cambiar los estereotipos de género y promover relaciones igualitarias.

Además, el programa “Mujeres acompañando mujeres” empodera a víctimas de violencia, ofreciéndoles herramientas económicas y emocionales para que puedan reconstruir sus vidas.

El MIMP también trabaja con jóvenes de hasta 18 años para promover una cultura de respeto y igualdad desde la infancia.

El Programa Nacional Aurora del MIMP promueve el uso responsable de la Línea 100, un servicio esencial diseñado para atender casos relacionados con la Ley N.º 30364, Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar. Esta línea de ayuda es un recurso clave para la denuncia y protección de las víctimas, proporcionando asistencia inmediata y apoyo especializado en situaciones de violencia.

Las cuarenta y cuatro madres de “La Cuarentena” conocen estos mecanismos porque fueron capacitadas. Es una olla común que alimente y también reconstruye almas.

El grupo de mujeres de la olla común “La Cuarentena” ha dado un paso más allá de la simple colaboración en la cocina. l Foto: Christian Ramos – Iletrados Noticias.

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