La construcción ilegal de una carretera de aproximadamente 5 kilómetros en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca ha provocado la destrucción de queñuales y otras especies protegidas, vulnerando normativas ambientales vigentes.
Este hecho fue denunciado por la regidora de la Municipalidad Distrital de Chiguata, Soleri Benavente Ávalos, quien informó que las actividades fueron reportadas inicialmente por vecinos de los anexos Miraflores y Arenales, preocupados por el impacto ambiental y la falta de autorización para dicha obra.
El informe de fiscalización elaborado por las regidoras Benavente Ávalos y Haydee Cabana advierte que esta “construcción” ha afectado gravemente la biodiversidad de la zona. Especies como los queñuales, roncadores y ñahuaya han sido destruidos indiscriminadamente.
DECLARACIONES CONTROVERSIALES DE LA ALCALDESA
Según Benavente Ávalos, la alcaldesa Gladys Ticona Flores reconoció el uso de maquinaria pesada para ejecutar la “obra”, justificando su empleo como necesario para acceder a los Manantiales de Samanilla, una fuente de captación de agua. “Son unas plantitas que se han malogrado, plantaremos dos o tres”, habría declarado Ticona Flores, minimizando el impacto de la tala. Estas declaraciones han generado indignación entre los defensores del medio ambiente y los anexos afectados.
La situación fue corroborada por personal del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y la Policía Nacional, quienes inspeccionaron la zona junto a los regidores Haydee Cabana Cristóbal, Haydee Rodríguez Mollapaza, Alfredo Flores Flores y Noe Flores Díaz. Durante la constatación se verificó la magnitud del daño ecológico, evidenciando que la carretera atraviesa zonas críticas de la reserva y afecta directamente al ecosistema local.