“Por favor, ayuden, apaguen el fuego, hay personas dentro”, suplicaba entre lágrimas una vecina del sector Secocha, en la provincia de Camaná, mientras las llamas devoraban sin piedad viviendas prefabricadas.
La ausencia de agua potable, esa necesidad básica que tanto falta en algunas zonas, se convirtió en el cruel detonante de una tragedia que terminó con cinco vidas apagadas: tres adultos y dos niños, entre ellos dos mujeres jóvenes y una persona de la tercera edad.
Fue una madrugada que quedará grabada en la memoria de los pobladores como una noche de horror, desesperación y profunda tristeza.
El incendio, desatado en las calles Ocoña y Urasqui, dejó a los equipos de serenazgo impotentes ante la magnitud de las llamas, que arrasaron todo a su paso, reduciendo a cenizas los sueños y las esperanzas de las familias afectadas.
Entre las víctimas, dos hermanitos de 10 y 7 años, Gino J.H.CH. y Werner .A.CC., y dos jóvenes hermanas, Natalia V.P. (15) y Norma Papel Jencia (21). La quinta víctima, un varón de 60 años de edad que aún no ha sido identificada.
Hernán Callo Huanca, padre de los pequeños fallecidos, contó entre sollozos que se encontraba trabajando en un socavón cuando ocurrió la tragedia. “Siempre los dejaba solitos porque estaba de turno”, dijo con la voz quebrada por el dolor.
La familia, originaria del distrito de Pitumarca, en la provincia de Canchis, región Cusco, había llegado buscando un futuro mejor, pero encontró una desgracia insuperable.
Mientras tanto, Abdon Clever Ingalla Vargas, un minero que quedó gravemente herido, lucha por su vida en la UCI del hospital Honorio Delgado. Presenta quemaduras de segundo y tercer grado en más del 60% de su cuerpo.
Su esposa, Olinda Mamani, recuerda entre lágrimas la última vez que hablaron: “Anoche, a las 8 pm, me llamó para decirme que descansaría porque tuvo un día duro en el trabajo”. Ahora ella cuida a sus hijos pequeños mientras su esposo permanece entre la vida y la muerte, con pocas esperanzas de recuperación.
La Fiscalía continúa con las investigaciones del caso. Los cuerpos de las personas fallecidas son trasladadas a la morgue central de la ciudad de Arequipa.