
La tragedia se desató en Arequipa cuando los huaicos arrasaron con viviendas, dejando a muchas familias sin hogar. Entre las víctimas de esta calamidad se encontraba Rutmery Quintanilla, una madre de familia que, con sus dos hijos pequeños, enfrentaba una realidad que parecía no tener salida. La desesperación se apoderaba de ella hasta que, en medio de la adversidad, un rayo de esperanza apareció, traído por la solidaridad de empresas como Centro Óptica Americana.
A una hora y media del bullicioso centro de Arequipa, en el sector de Nueva Villa Ecológica, ubicado en la parte alta del distrito de Alto Selva Alegre, la ayuda llegó como un suspiro de alivio para Rutmery. Allí, entre las calles con lodo y aún afectadas por los estragos del huaico del 15 de febrero, la óptica, junto con otros ciudadanos solidarios, entregó frazadas, ropa, víveres y otros artículos esenciales para su subsistencia.
“Gracias por este apoyo, mi pareja se operó hace poco y por ahora ninguno de los dos está trabajando. Muchas gracias”, expresó Rutmery sollozante, mientras el viento frío soplaba sobre su hogar destrozado. Pero su voz no solo clamaba por ayuda para ella y sus hijos, sino también por sus vecinos, quienes, como ella, lo perdieron todo. “Por favor, ayuden también a los demás, a los que no tienen nada”, rogó.
Yenni Espinoza, dueña de Centro Óptica Americana, también se mostró conmovida y, a través de Radio Melodía, hizo un llamado urgente a otras empresas a unirse a la causa. “Hacemos un llamado a toda la población a que ayudemos a los damnificados, uno nunca sabe lo que va a ocurrir”, dijo mientras entregaba las donaciones a la familia, con la esperanza de que, juntos, puedan reconstruir lo que el huaico se llevó.
La solidaridad no terminó allí. Algunas familias, sin buscar reconocimiento, hicieron llegar ropa, colchas y juguetes, contribuyendo con lo que podían para aliviar el dolor de los afectados. Aunque decidieron permanecer en el anonimato, su mensaje fue claro: la ayuda debe llegar a quienes más lo necesitan. En un país donde las tragedias nos golpean constantemente, es vital que la población, en su conjunto, se una y llegue hasta los sectores más olvidados, como Nueva Villa Ecológica, donde el huaico ha dejado un rastro de desesperación y pérdida.