“Queremos justicia. Mi hijo no puede caminar, enfrenta varias operaciones, y no recibimos ni un sol del responsable del accidente”, dice con la voz quebrada Roxana Chumbes, madre de Juan Aldo, un joven de 17 años que fue atropellado por una camioneta mientras trabajaba.
Juan había comenzado a ahorrar para cumplir su gran sueño: postular a la Policía Nacional del Perú (PNP) al cumplir los 18 años este mes de mayo. Para eso, aceptó trabajar como estibador en una empresa de gaseosas, pero todo cambió el pasado 8 de abril.
Ese día, en la calle José Carlos Mariátegui de Paucarpata, mientras descargaba productos, fue embestido por la camioneta VBB-580 conducida por Hugo Calcina Llacsa, de 69 años, un médico cirujano. El impacto fue tan fuerte que lo empotró contra el camión con el que trabajaba. La policía lo llevó a la comisaría, pero fue liberado horas después.
Juan fue internado de urgencia en una clínica privada. El diagnóstico es devastador: rotura de ligamentos, fractura de peroné, daños graves en ambas rodillas y la posibilidad de perder la movilidad en la pierna izquierda.
Desde entonces, la familia solo recibió la visita de la esposa e hija del médico, quienes ofrecieron una ayuda mínima, ofrecieron en darle una cantidad de dinero si sacaban a su hijo de la clínico, pero ellos se negaron, porque necesitaba el tratamiento.
“Vino varias veces, solo nos trajo una galleta, palitos húmedos y nos ofreció una poca cantidad de dinero y para más adelante ya no tendría, pero ¿Las terapias de mi hijo? ¿Sus operaciones? No recibimos porque queremos que se haga cargo de todos los gastos, con esa poca cantidad de dinero no cubre para ni los medicamentos”, reclama Roxana.
El padre del joven tuvo que vender su auto para costear parte del tratamiento y pedir vacaciones para acompañar a su hijo, quien necesita ser trasladado en camilla y en ambulancia para cada chequeo. Aún faltan operaciones. Aún falta esperanza.
Cualquier ayuda económica puede realizarse al número 967 464 223 (Roxana Chumbes).
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