“Vale más un buen amor que mil costales de oro, vale más un buen amor, por eso eres mi tesoro”, entona con emoción Benjamín Mamani Ito, un profesor de música de 65 años, mientras su voz se mezcla con el viento que recorre los pasillos del cementerio La Apacheta, uno de los más históricos de Arequipa.
Benjamín, padre de una adolescente de 15 años, se ha convertido en una figura entrañable para quienes visitan este camposanto. Con un micrófono en mano, recorre los pasillos, ofreciendo canciones que reflejan el amor y el cariño de los familiares que aún recuerdan a sus seres queridos. “Los familiares me piden ‘Amor Eterno’ y ‘Mi Querido Viejo’. Si son jóvenes, les canto ‘Para Siempre’ de Vicente Fernández”, comenta con ternura mientras se detiene frente a un nicho, listo para ofrecer su tributo.
Su amor por la música nació en su infancia. Desde pequeño, tocaba instrumentos típicos y, con el tiempo, aprendió a tocar la guitarra. Sin embargo, fue en su juventud cuando descubrió su verdadera pasión por cantar. Hijo de padres puneños, emigró a la provincia de Islay, donde vio la luz Benjamín, y con los años, hizo de la música un camino de vida.
“Hoy, más que nunca, les deseo un feliz Día de la Amistad”, expresa mientras continúa su recorrido por el camposanto. “La amistad es invaluable, no tiene precio. El amor es esencial en la familia, y muchos de los difuntos que visito hoy llevan el nombre de Valentín o Valentina, por lo que esta fecha tiene un significado aún más especial para ellos. Después de la misa, muchos van a los nichos a rendirles homenaje”, agrega con una sonrisa nostálgica.
El 14 de febrero, el cementerio La Apacheta se llena de familias que visitan a sus difuntos, algunas para celebrar los cumpleaños de quienes ya no están, otras para rendir tributo a sus parejas que dejaron este mundo. En medio de la tristeza y la memoria, el canto de Benjamín resuena como un acto de amor y agradecimiento, llevando serenidad a aquellos que aún guardan en el corazón a los que partieron.